Los síntomas como la acidez, reflujos, gases o inflamación, algún momento de estreñimiento o alguna diarrea, son normales, indican que nuestro sistema digestivo funciona y pueden ser una respuesta normal a los cambios que haya en nuestra vida… PERO tener acidez, ardores o reflujos todos los días, estar estreñidos 24/7, tener diarreas cada dos por tres, dolor abdominal frecuentemente, inflamación o hinchazón abdominal a diario… NO es normal.
Que haya aumentado la frecuencia de estos síntomas y el número de personas en las que se dan, no significa que tengamos o podamos normalizarlos. Y cada vez es más común que veamos personas que tienen estos síntomas digestivos a diario…
Hay diferentes causas que podrían explicar la aparición de estos síntomas:
- Malos hábitos alimentarios
- Exceso de algún nutriente que no metabolismos bien
- Intolerancias alimentarias
- Alergias alimentarias
- Alteración de la microbiota intestinal
- Síndrome de intestino irritable
- SIBO
- Hernia de hiato
- Falta de acidez en el estómago
- Enfermedades autoinmunes
- Endometriosis
- Infecciones
- Estrés
Y como puedes ver… Hay muchas causas, a veces solo será una la causante del problema, pero la mayoría de las veces es un conjunto de factores lo que nos lleva a tener toda esta sintomatología.
Es importante que seamos conscientes de que cuando aparece sintomatología recurrente de algún tipo, sea digestiva o no, el cuerpo está intentando decirnos algo, nos indica que algo no funciona bien, aunque no lo podamos ver directamente. Por eso es tan importante pararnos a observar y a escucharnos para poder solucionar y sanar lo que sea necesario. Si no le prestamos atención, si lo ignoramos y normalizamos, la situación continuará empeorando.
Si te has sentido identificada/o, te animo a que realices un ejercicio durante las próximas semanas… Apunta tus rutinas, todo lo que hagas, en un folio y observa si se repite algún patrón cuando tienes sintomatología. ¿Algún alimento en concreto? ¿Quizás estrés? ¿Malas elecciones alimentarias?
Si ves que no mejoras o no encuentras las causas, ponte en manos de un profesional que te pueda ayudar. Te mereces volver a sentirte bien.