Estoy segura de que todos hemos dicho u oído esta frase alguna vez en nuestra vida. Por eso te traigo una opción para cocinar esta verdura tan poco querida… y gracias a la que no podrás volver a estar de acuerdo con esa frase.
Coge papel y boli, y ¡ve haciendo la lista de la compra para esta colipizza!
Ingredientes para la masa:
1 coliflor, aunque solo usaremos media.
2 huevos
Sal, pimienta y aceite de oliva virgen extra (AOVE)
queso parmesano en polvo
Ingredientes para la superficie: puedes usar los que más te gusten, yo te dejo aquí un par de opciones.
OPCIÓN 1
Tomate triturado
Queso mozzarella o de cualquier otro tipo
Champiñones laminados
Pollo cortado en tiras finas
Tomates cherry
OPCIÓN 2
Tomate triturado
Queso mozzarella o de cualquier otro tipo
Queso de cabra
Calabacín cortado en rodajas finas
Salmón cortado en tiras finas
Elaboración:
En primer lugar, pon a precalentar el horno a 180ºC. Mientras tanto, pica la coliflor cruda o rallada con ayuda de un rallador y mézclala con los huevos, sal y pimienta al gusto, un chorreón de AOVE y 2-3 cucharadas soperas de queso parmesano en polvo.
Seguidamente coloca tres cucharadas soperas de la mezcla en la bandeja, con un papel vegetal debajo, y aplasta dándole forma redonda como si fuera la base de una pizza*. Intenta que se quede lo más fina posible. E introdúcelo en el horno durante 10 minutos a 180ºC.
Cuando esté listo, dale la vuelta a la masa con ayuda de una espátula y coloca los toppings que quieras y vuelve a hornear durante otros 10 minutos a 180ºC.
Saca del horno cuando comiences a ver los filos o ingredientes doraditos, sirvela y ¡a disfrutar!
*Recomendación: es preferible hacer varias bases pequeñas con la mezcla inicial en lugar de hacer una base grande con toda la mezcla, ya que será mucho más sencillo darle la vuelta.
Estoy segura de que no te arrepentirás de probarla 😉